Ciudadano Purbez

«Le pierde un buenismo facilón y un exacerbado sentimentalismo […] linda con temas peliagudos como son el suicidio, la pérdida del ser querido y la construcción de la propia identidad, pero siempre de manera superficial»

 

 

Sinopsis
Violet (Elle Fanning) vive para el futuro, y cuenta los días que quedan hasta su graduación, cuando podrá escapar de su ciudad en Indiana y de su aflicción después de haber perdido a su hermana. Finch (Justice Smith) en cambio está fascinado con la muerte, y siempre está pensando de qué formas podría suicidarse, claro que siempre hay algo bueno que lo detiene. Son dos adolescentes con cicatrices emocionales que, al conocerse, cambiarán sus vidas para siempre. Juntos irán haciendo grandes descubrimientos y se maravillarán con las cosas, los lugares y los momentos, por más pequeños que sean, porque pueden significar algo. Película basada en la novela superventas de género Young Adult de la escritora Jennifer Niven que dirige Brett Haley.  [Sensacine]

Análisis

Drama romántico almibarado, pastoso y frívolo. La película parece tener claro su estilo, el tono del género, su tema y qué desea contar, y en ese sentido es coherente. No defrauda, no se traiciona a sí misma. No hay trampa ni cartón, cuanto ofrece bajo su envoltorio corresponde con sus casi dos horas de metraje. Más bien hay que preguntarse a quién se dirige el filme. Violet y Finch es un drama romántico para adolescentes, pero con semejante definición nos quedaríamos cortos, conviene matizar: para adolescentes no inteligentes. A la película le pierde un buenismo facilón y un exacerbado sentimentalismo, motivo por el cual cuajará entre cierto público adolescente. Pero uno echa en falta más cabeza y más razón, más argumentación y explicación del porqué suceden las cosas, más reflexión en los personajes y un poquito más -bueno, mucho, puestos de pedir- de sustancia en unos diálogos insulsos escritos a borrador.

El director linda con temas peliagudos como son el suicidio, la pérdida del ser querido y la construcción de la propia identidad, pero siempre de manera superficial, sin entrar a fondo. Se cree que la sola mención de estos temas en los diálogos ya justifica el drama, pero es mirar los toros desde la barrera, no envuelve al espectador ni afronta el problema de cara. Salvando mucho las distancias, la premisa del filme se asemeja a Un paseo para recordar, pero a la inversa: el optimista y animoso Finch pretende rescatar a Violet de su tristeza y ensimismamiento. Poco a poco se irán conociendo hasta enamorarse. Pero es tan omnipresente la «relación de amor» entre los personajes que no hay espacio para nada más. ¿Cómo cambia el entorno de Violet, sus relaciones familiares, sus amigos, su día a día en la escuela? La cámara solo apunta hacia Finch y hacia ella, retroalimentándose. Por su parte, nada explica el comportamiento huidizo de Finch, y no queda claro ni es miedo al compromiso, un trauma pasado, falta de autoestima o puro egoísmo. Tan solo desaparece. Bueno, se nos justifica un pelín a pinceladas, pero de allí que el espectador inteligente pida más chicha.

La superficialidad anterior se explica por la abundancia de escenas supuestamente románticas, que apenas deja espacio para otras escenas de mayor diálogo y enjundia. El supuesto romanticismo se manifiesta en los constantes paseos por el bosque, bailes en el campo, trayectos en coche, nados en las pozas y besos, besos y más besos. Uno ya sabe cuándo toca, porque por supuesto empieza a sonar musiquita, siempre la misma armonía. Como digo, vaga definición del amor: explosión sentimental, besos y algún lloro cuando el otro desaparece.

Por rascar cualidades positivas, desprende cierto optimismo sobre disfrutar de las pequeñas cosas y los detalles, apreciar la naturaleza y fomentar el sentido de la curiosidad, descubrir nuevos horizontes. Además, también es interesante la lección sobre quién necesita ser rescatado. Todos podemos ayudar a los demás, pero a la vez también necesitamos ayuda y debemos permitir que nos ayuden. Cinematográficamente, la fotografía y la iluminación cumplen un papel destacado en la construcción de la imagen, con preciosos contrastes cálidos y fríos. Dicho esto, puede entretener para pasar el rato. A cuentagotas. Se dejar ver, pero el pastiche romanticón está servido.