Ciudadano Purbez

“falta humanidad y corazón en los personajes y sobra verborrea inútil […] lo peor es que el conjunto aburre”

 

 

Sinopsis
Movida por un sentimiento de culpa, una veterana periodista de Washington (Anne Hathaway) acepta un encargo de su padre (Willem Dafoe). Y así, sin pretenderlo, se convierte en una traficante de armas para una agencia gubernamental encubierta y acaba implicada en la trama que ella misma intentaba destapar… Adaptación de la novela homónima de Joan Didion.  [Filmaffinity]

Análisis

Una película pretenciosa, arrogante con sus discursos y sus caras bonitas, pero jamás termina de despegar. Uno no acaba de engancharse, la acción no arranca y el suspense ni está ni se le espera. El filme no sabe en ningún momento hacia dónde dirigirse porque desconoce por completo lo que nos quiere narrar. Pretende mezclar ingredientes tales como el periodismo, la política -tanto campaña presidencial como servicios de inteligencia-, revoluciones en Centroamérica, reconciliaciones con un padre enfermo y con una hija desatendida. El cóctel, por supuesto, no hay por dónde cogerlo. No es una cosa ni la otra, un revuelto, un picoteo, secuencias inconexas, diálogos rápidos e insustanciales, personajes que aparecen sin que sepamos quiénes son y otros tantos que desaparecen sin que nadie por qué.

Filme producido para el lucimiento de Anne Hathaway, pero sinceramente no da la talla. Ante semejante descalabro de guion, la protagonista llora en un rincón al verse superada por las circunstancias, cuando no se contonea con gafas de sol por San José o aumenta su escote sin venir a cuento. A ratos empuña una pistola o una cámara fotográfica, pero ni dichos objetos ni las palabras huecas nos convencen de que es una auténtica periodista o una defensora de la libertad. Falta alma, espíritu y solemnidad, falta humanidad y corazón en los personajes, y sobra verborrea inútil a través de una voz en off derrochadora de moralina barata, carente de sinceridad y verosimilitud. Ni creo lo que me cuentan ni empatizo.

Por otra parte, jamás se sabe quiénes son los antagonistas. Oímos hablar de fuerzas oscuras, unos extraños milicianos y unos políticos corruptos, gente que quiere cosas, un ente abstracto, pero mientras la protagonista continúa dando vueltas como un pato mareado nosotros ya estamos cansados y resignados ante la posibilidad de hallar un malo de cierto renombre. Jamás llega. En torno al minuto 45 del filme se inicia una breve etapa de lucidez, donde uno descubre que pueden suceder cosas, que igual promete, que esto se dispara, pero la última media hora es un tontón, nadie entiende qué sucede ni porqué sucede, al igual que su final. Un esperpento. Como tampoco se entiende la presencia de Ben Afleck. ¿Qué aporta a la película? Quizá sea el reclamo publicitario, la cara bonita del gobierno o la excusa para -OJO Spoiler- lucir cuerpo en la cama junto a Anne Hathaway, por supuesto sin justificación dramática y sin posteriores repercusiones.

La única nota positiva provenía de William Dafoe, correcto en su papel -quizá un s sobreactuado-, al fin capaz de arrancar cierto suspense del corazoncito del espectador, ¿qué trama este viejo loco?, y promete. Pero su presencia termina desvaneciéndose como cualquier halo de interés en toda la película. Una película fallida, que no resulta ni anecdótica. Lo peor de todo no son los fallos de guion ni la verborrea ni la mala interpretación; lo peor es que el conjunto aburre.