Ciudadano Purbez

«La gran baza del filme es llevar por título «El plan» y presentarnos a tres hombres en paro […] a punto de ejecutar un plan que en ningún momento averiguamos de qué se trata. […] una mera excusa para reunir a tres amigos […] y aumentar paulatinamente la temperatura dramática para sacar a relucir sus conflictos internos, las rencillas y sus deseos más oscuros»

 

 

Sinopsis
Son las nueve de la mañana de un caluroso día de verano en el barrio madrileño de Usera. Paco, Ramón y Andrade, tres amigos que llevan en paro desde que cerró la empresa en la que trabajaban, han quedado para ejecutar un plan. Cuando por fin se reúnen, un contratiempo les impide salir de casa: el coche que necesitaban para trasladarse está averiado. Mientras buscan otra manera de llegar a su destino, se ven envueltos en una serie de incómodas discusiones que poco a poco derribarán sus muros y arrancarán sus máscaras.  [Filmaffinity]

Análisis

Paco, Ramón y Andrade tienen un plan. Parece turbio. Quizá vayan a dar un golpe. Apenas llevan consigo una bolsa de deporte. ¿Qué habrá dentro? Paco, Ramón y Andrade discuten durante todo el filme sobre su plan, sobre cómo llevarlo a cabo, sortear los imprevistos y no retrasarse de la hora prevista. Pero Paco, Ramón y Andrade también discuten sobre otras cosas. Es más, realmente discuten sobre otras cosas. La gran baza del filme es llevar por título El plan y presentarnos a tres hombres en paro -tres perdedores, tres desgraciados- a punto de ejecutar un plan que en ningún momento averiguamos de qué se trata. El plan es una mera excusa para reunir a tres amigos -¿realmente son amigos?- bajo un mismo techo, y aumentar paulatinamente la temperatura dramática para sacar a relucir sus conflictos internos, las rencillas y sus deseos más oscuros.

La película adapta una obra de teatro de Ignasi Vidal, y ciertamente opta por mantener un estilo teatral. El film se sostiene únicamente en base a cuatro pilares: sus tres protagonistas y el único escenario por el que se desenvuelven, la casa de Paco. En este sentido, El plan puede recordar un poco a películas como El ángel exterminador, de Buñuel, -salvando todas las distancias-, en tanto que una fuerza superior, llámalo destino o poder sobrenatural, no permite que los personajes abandonen la casa. Habrá ocasiones en que crucen el umbral de la puerta, que bajen la escaleras -ese descenso a los infiernos, plano aberrante- y alcancen el portal, pero siempre regresan al hogar de Paco, no pueden escapar. De alguna manera, están encerrados en ese escenario, que ha de servir para sanar las rencillas, arreglar las cosas -al menos intentarlo- y purificarles. Las salidas a la terraza, que privilegia ver desde las alturas, reconocer el mundo desde lo alto, también son significativas.

Pero más allá del escenario, es el trabajo actoral el más destacado. Para empezar, son muy buenos personajes los tres parados ideados por el guionista. Los tres chocan entre sí a la vez que se complementan, cada uno tiene una personalidad diferenciada del resto y un conflicto familiar por solucionar. Otros personajes -Laura, una madre y Emilio- son citados continuamente e incluso hablan por teléfono con los protagonistas, pero siempre permanecen fuera de campo. Es la película de Paco, Ramón y Andrade. Tres amigos que, ayudados por la imagen, van sembrando pistas en torno al -inesperado- desenlace final, conforme aumenta la intensidad y alcanzamos el clímax.

Como punto negativo, el filme se recrea en un lenguaje basto que, si bien pretende justificarse por la intensidad dramáticas de las discusiones, resulta innecesario, retumba en los oídos y puede alejar a los más sensibles. Además, en torno a las subtramas nacidas de las discusiones, la película “se atasca” o da más empaque del necesario a una de naturaleza sexual, lo cual también termina por agotar un poco. De todas maneras, El plan es una historia bien construida, que plantea cuestiones de relieve -el paro, la amistad, ser activo o pasivo- y de manera in crescendo agobia al espectador hasta hacerle sufrir con los personajes.