Ciudadano Purbez

«Se ha optado por la opción facilona, espectacular y, lo peor de todo, superficial […] la opción de ceder un protagonismo coral tampoco funciona»

 

 

Sinopsis
Deconstrucción de la caída de uno de los imperios mediáticos más poderosos y controvertidos de las últimas décadas, Fox News, y de cómo un grupo de explosivas mujeres logró acabar con el hombre responsable de él: Roger Ailes.  [Filmaffinity]

Análisis

Sin duda, su contenido es rico y contiene material de sobra para dar lugar a una buena película, sobre todo si tenemos en cuenta que los hechos narrados sucedieron verdaderamente, provocando la caída del productor de la Fox, Rogers Ailes, en el año 2016. De hecho, en los créditos iniciales el filme nos previene de que tanto los personajes protagonistas como sus historias son un fiel reflejo de cuanto sucedió en la Cadena Fox, aunque sean interpretados por actores profesionales, y además constantemente se echa mano de material de archivo para acentuar la sensación de verosimilitud. Desgraciadamente, la historia no funciona, y de las cien maneras que se podrían haber escogido para abordar este tema se ha optado por la opción facilona, espectacular y, lo peor de todo, superficial.

En el ánimo del director y de cuantos conforman esta producción está el deseo de denunciar aquellos hechos, de arrojar luz y de dar visibilidad -e incluso justicia- a las víctimas de los acosos. El problema es que los personajes no viven, sienten, hablan ni se mueven por sí solos, y por eso no nos lo creemos. Constantemente están siendo utilizados por la mano del director, por quienes desean hacerles justicia, y no son humanos sino un objeto arrojadizo, un megáfono para soltar discursos y proclamas sobre el machismo de la Fox y la violencia contra las mujeres. Por supuesto que es legítimo que un filme adopte un punto de vista, que se posicione, que pretenda aproximarse a la realidad desde una ventana determinada, pero el sacralizar ese punto de punto de vista demonizando al contrario y explicitando hasta la saciedad su argumentación no hace sino vaciarla, resultando inverosímil. Apenas hay hueco para la evolución de los personajes, el diálogo entre ellos o una confrontación realmente humana, solo hay espacio para las críticas a Trump y los republicanos, a los directivos de la Fox y a quienes tachan de oportunistas a las mujeres demandantes.

Por otra parte, la opción de ceder un protagonismo coral tampoco funciona. La tríada de actrices principales no soporta el peso de la narración, y cojea. Charlize Theron cumple muy bien su papel y deslumbra en la pantalla; su conflicto es creíble y en verdad da juego. Sin embargo, Nicole Kidman está desaprovechada. La -supuesta- intención inicial de compartir protagonismo con la primera es una quimera. Su aparición es escasa, y desde la mitad del filme no varía un ápice su comportamiento mientras el espectador se pregunta por qué. Por último, Margot Robbie es la anarquía dramática, pues le suceden cosas y no se comprenden las razones. Uno no entiende qué le impulsa, qué le detiene, por qué sufre y, especialmente, qué quiere hacer con su vida. Como tampoco se entiende la concesión al lesbianismo sin ningún motivo de guion.

La película, aun con todo, impacta. Pero podría haber conseguido más por otra vía. Si de por sí son peliagudas, íntimas y desagradables las cuestiones de acoso sexual, no hace sino incidir más en lo escabroso de todo aquello los diálogos soeces, las descripciones vulgares de los acontecimientos y un lenguaje salvajemente realista. ¿Piensan que por un realismo mal entendido y por explicitar calará más el mensaje? Quizá desde una aproximación limpia y respetuosa, dejando que las acciones de los personajes hablen por sí solas, el resultado hubiese sido mejor. Pero claro, entonces no hubiesen enganchado tanto ciertos movimientos feministas.